Vincent (1982) Tim Burton |
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«Y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal, no se alzará… nunca más.»
No tengo ni quiero tener muchas palabras
para describir toda la magnitud y fuerza que poseé este cortometraje.
Burton es uno de esos minigenios no tan bien reconocidos y condenados a
la perpetuidad de su recuerdo con películas como "Pesadilla antes de
navidad", "Ed Wood" o "La novia cadáver". Sentó las bases de un estilo
en el que esclarecer sus mayores obsesiones, el director, guionista y
productor que nos hizo saber que el terror tiene múltiples caras y que
la fealdad es un concepto precipitado y estereotipado.
"Vincent" fue uno de los primeros (y mayores) trabajos suyos: formuló el stop-motion gótico, con planos y metáforas estéticas a través de recorridos, sombras, escaleras o ese simbólico inicio con un gato negro en un muro que nos adentra a la casa de Vincent Malloy: un niño de 7 años frustrado por la obsesión de ser como su actor e ídolo, Vincent Price. En apenas 6 minutos y a modo de poemario, se recita el reflejo del actor con un importante homenaje a Edgar Allan Poe y una técnica que se enriquece por anclarse en el expresionismo de los años 20, los inicios del cine mudo terrorífico ("Nosferatu") o el vanguardismo mediante puestas en escena deformadas que afloraron con "El gabiente del doctor Caligari". Fusionando el surrealismo con el delirio y el humor negro de mejor calidad, Burton estrenó sus fuertes inquietudes (y delirios majetes) como un poema gótico y tragicómico que reivindicaba el terror en su formalidad. Y Vincent, parafraseando la frase inicial... no volvería a ser el mismo. |
miércoles, 10 de abril de 2013
Vincent: "Y mi alma... no se alzará... nunca más"
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