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'Castaway On The Moon' es posiblemente todo lo que la cinta polaca,
'Suicide Room', quiso ser y no pudo. La diferencia está en que la última
plantea un problema y se autocomplace en él con un resultado amargo a la
vez que pretencioso y sin ser sugerente. Esta va un
poco más allá y critica el mundo capitalista como represor de personas.
El protagonista es una víctima del Estado que lo
impulsa al suicidio, pero todo cambia cuando no lo consigue. Se le
ocurre la loca idea de adaptar su vida a él, contrario a lo establecido.
A partir de ahí, el hombre es libre, ausente de todo aquello que lo
ahogaba; desde las preocupaciones materialistas hasta sus conflictos
internos con personas allegadas, pero no en cuanto a soledad se refiere,
y la locura acaba por invadirlo (apreciándose la idea del hombre como
ser sociable por naturaleza). En cuanto a la protagonista, una
hikikimori de aguda inseguridad, ve el mundo como algo externo y
desconocido, demasiado lleno de ruido. Tienen en común su inadaptación y
soledad, más nunca se profundiza en las razones que la llevaron a ella a
ser de tal manera, posiblemente por violencia doméstica si nos fijamos
en su herida facial y las horas en las que se levanta para no coincidir
con su padre.
El problema principal que veo en la cinta es que te
deja un sabor a ya visto. Dos inadaptados, especiales e incomprendidos
por el resto que se bastan de ellos mismos para ser supuestamente
felices. Hay varias escenas que resultan pretenciosas por lo edulcoradas
que están, muy usual en el cine asiático: imágenes a cámara lenta para
sensibilizar al espectador y aparentemente mostrar simbolismos para
reflexionar cuando no hay más que una bella estética exclusivamente
pseudoconceptual. También denota influencias de películas
"made-to-win-Oscar" con ese forzado final que no viene tanto al caso con
lo que se suponía, era la esencia de la película: El fin no es que los
protagonistas se conozcan sino que se liberen y es aquí donde podemos
captar su tono agridulce, entre el pesimismo y la esperanza.
Mismamente
reconozco sus méritos. Apenas muestra diálogos y las expresiones están
bien caracterizadas con actores destacables. La banda sonora parece el
Vol. II sin orquesta y riqueza instrumental del Yann Tiersen de Amélie,
pero es más sencilla y se ha adaptado bien conforme a determinadas
escenas. La fotografía es cálida y transmite un aire optimista a una
historia muchas veces narrada, que aún con esto, puede presumir de no
ser autodepresiva en cuanto a lo que critica.
Tenemos como
conclusión la idea de tener que adaptarnos para sobrevivir. El
capitalismo como poder inabarcable, si bien nos queda la compañía de
alguien que nos comprende y nos valora. La esperanza se despoja ahí
(junto a la sumisión), aunque otros se sustenten en el socialismo, las
religiones o en el mismo Gobierno. El resultado podría haber sido más aún que aceptable si hubiera
potenciado su profundidad en valores centrándose más en el
qué y no tanto en el cómo.
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