miércoles, 17 de abril de 2013

Rebelde sin causa: La inmensidad de un minúsculo conflicto en el universo.

 
 
 Rebelde sin causa (1955)  
 
Género:
Drama | Adolescencia. Crimen
Sinopsis:
Tres jóvenes, Jim Stark, Judy y Platón, coinciden en una comisaría. Cada uno está allí por un motivo distinto: Jim está borracho, Judy se ha escapado de su casa y Platón acababa de matar a tiros a unos cachorros. El inspector Ray descubre que los tres mantienen una relación conflictiva con sus familias. A Jim y a Judy los van a recoger sus padres, pero Platón, hijo de una pareja divorciada, tiene que conformarse con la visita de la criada negra que vive con él.
Mi valoración: Buena
 
CRÍTICA
 
La inmensidad de un minúsculo conflicto en el universo.
 
Una bandera norteamericana se iza conforme vemos entrar alumnos a su instituto. Bienvenidos a la sociedad juvenil de los años 50.

En un planetario, un pobre chico parece prevenir su futuro cuando su profesor está dando una lección: “La inmensidad del universo. Durante mucho tiempo, antes del fin de nuestra tierra, la gente mirará al cielo y verá una estrella cada vez más brillante. A medida que esa estrella se nos vaya acercando, el clima cambiará… Desapareceremos en el espacio destruidos tal y como empezamos, con un estallido de gases y fuego. En la inmensidad del universo, nuestro mundo no será echado de menos. Los problemas de la humanidad son cosas triviales e ingenuas y el hombre a solas consigo mismo, es un minúsculo episodio que carece de importancia”.

En una carrera de coches, junto a un acantilado, dos chicos enfrentados dialogan. Uno de ellos desea su salvación personal y abstraerse de peligros que lo martiricen más. El otro hace lo que hace porque… “algo tenemos que hacer”. Al borde del acantilado, uno deberá saber cuándo parar o la caída será irremediable aunque no lo deseara.

Tres jóvenes juegan al hogar en una mansión abandonada: un papá fuerte, una mamá querida y un niño ¿protegido? La piscina será la habitación de los futuros hijos que tengan: son juguetones y molestos, ¿hablarles… para qué? En su habitación sumergida no los verán (ni escucharán) crecer con sus mayores conflictos; tragándoselos para no ahogarse, de ellos vivirán. Dentro de 10 años se reirán, no eran los únicos así que no son especiales.

Una pareja choca con la luz etérea en su cueva. Ella le hace ver que no es ni será la gallina que su padre es porque sólo aquellos que se limitan a crecer con sus conflictos lo son, y tarde o temprano acaban en un precipicio. Decir y enfrentarse a la verdad en un mundo cimentado en mentiras, hipocresía y represiones es la máxima expresión del honor y la dignidad. Ella se compenetra: Toda la vida ha estado esperando a que una persona la quisiera y ahora es ella quien quiere.

Un chico con vaqueros azules, camiseta blanca y chaqueta roja nos precede nuevamente la bandera norteamericana. Su hijo, de nombre Platón, se ha perdido en el mismo planetario que prevenía su silencio, pero él lo encontrará para decirle que no lo ha abandonado mientras le quita el arma que tomó como único portador de seguridad. El frío vuelve a uno loco así que su padre figurativo le ofrecerá su chaqueta color sangre para quedársela… definitivamente.

El fin de Nicholas Ray era concienciar, de aquella manera, a la sociedad colectiva de su nación en los años 50. La película tiene muchos descuidos superficiales que la afectan pero no la condenan -ni mucho menos- como algunos detractores mencionaron. El sentido de temporalidad, sucediendo todo en tan sólo un día, no hace más que reforzar la tragedia fatal de una generación desesperada por abstraerse de su soledad.

¿Somos rebeldes sin causa? ¿Es cuestionable afirmar hoy en día, 60 años más tarde, que seguimos viviendo con esta doble moral? ¿Es acaso un conflicto generacional en el que nuestros padres tienen parte de la responsabilidad y por ende, los padres de nuestros padres y sus antecesores? ¿Cuál es la respuesta a estos conflictos individuales que a priori, sólo son un minúsculo episodio en el universo pero un constante capítulo en nuestro mundo?

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